Día Nacional de la Bicicleta
En tiempos de crisis la bicicleta se impone como un medio de transporte necesario y útil para trasladarnos pero no está libre de desafíos que el Gobierno y la ciudadanía deben atender.
El uso de la bicicleta supone muchos beneficios, contribuye a la salud de los usuarios, es un medio de transporte económico, es eficiente y es amigable con el medio ambiente porque no emite gases nocivos ni contaminación sonora. El uso de las bicicletas siempre será una recomendación pero se debe garantizar que ese medio de transporte tenga condiciones seguras, asequibles y sostenibles a través de la acción ciudadana y una gestión eficiente del Gobierno. La pandemia otorga una oportunidad única para repensar las prioridades del país en términos de transporte, pero se deben tomar acciones efectivas para mitigar los riesgos propios de nuestra realidad.
Hace menos de una semana, al inicio de la flexibilización de las medidas de confinamiento para determinados sectores productivos y oficios, muchos peruanos salieron a las calles. Ante el hecho de que el transporte público es una de las principales fuentes de contagio de la COVID-19, algunos ciudadanos se animaron a usar la bicicleta para trasladarse a sus destinos. El resultado de esa primera semana fue que en un solo día dos ciclistas fallecieron víctimas de los accidentes de tránsito de la ciudad. Esa es nuestra realidad.
Desafíos para su uso cotidiano
Antes de la COVID-19, la fotografía del uso de la bicicleta era diferente. En 2019, el Observatorio Lima Como Vamos (LCV) publicó su informe anual sobre las percepciones de la calidad de vida de los ciudadanos de Lima y Callao. Respecto a los modos de transporte, el informe destacó que solo el 1.5% de ciudadanos usaba la bicicleta como medio de traslado principal al trabajo o centro de estudios, aspecto que contrasta con la tenencia de este vehículo. Según la Encuesta Nacional Demográfica y de Salud Familiar (INEI, 2018) el 17.8% de los hogares de Lima y Callao tienen al menos una bicicleta. Se trata de una brecha que se mantiene en los últimos años.
De acuerdo al informe, dentro de las razones por las que no hay más ciclistas predomina la falta de ciclovías. Hasta 2018 la Municipalidad Metropolitana de Lima (MML) reportó 187.23 km de vías para ciclistas las cuales no están interconectadas entre los distritos. El informe coincide con una encuesta realizada por el colectivo Actibícimo en 2017 que señala como primera causa de que no haya más ciclistas a la falta de ciclovías. Pero también advierte sobre otras razones como la falta de respeto, estacionamientos, intermodalidad, bicicletas públicas, pavimentación y mayores incentivos.
La inseguridad, vial y personal, es otro aspecto a considerar. Solo en 2018 se registraron más de 23,000 víctimas de siniestros viales en Lima Metropolitana y Callao, sus principales causas obedecen a imprudencias humanas como el exceso de velocidad. La inseguridad también se expresa a través del robo de vehículos o sus partes, delitos con los que los ciclistas tienen que lidiar a diario en circunstancias normales.
Tiempos de cambio
La crisis sanitaria requiere privilegiar el uso de los vehículos individuales como la bicicleta para cumplir con el distanciamiento social. En los meses que llevamos de aislamiento social se han presentado signos de medidas públicas para fomentar el uso de este vehículo. El Gobierno, a través de la Autoridad de Transporte Urbano para Lima y Callao, en el mes pasado anunció un plan para incrementar las ciclovías y conectarlas entre los distritos para contar con un esperado sistema integrado. La Municipalidad de Lima viene implementando mejoras como la incorporación de material reflectante, establecimiento de ciclovías temporales entre los distritos de Miraflores y Barranco, la instalación de semáforos para ciclistas, entre otras medidas.
Otro cambio positivo es el incremento de la predisposición de los ciudadanos para usar la bicicleta. En un reciente sondeo, IPSOS señala que el 80% de limeños estaría dispuesto a transportarse en bicicleta para asistir a sus centros laborales o estudios con condiciones adecuadas y seguras.
Esta pandemia es uno de los capítulos más complejos del país. Pero también se trata de un momento único en el que lo importante también es urgente. En definitiva, en materia de transporte aún falta mucho por hacer y los esfuerzos de todos los sectores de la sociedad deberán estar dirigidos a mejorar la seguridad vial y el control de las autoridades, modernizar e incrementar la infraestructura, y fortalecer la educación cívica de transeúntes, conductores y ciclistas con una mirada no solo enfocada en la capital.